El Real Madrid conquistó la Supercopa de España tras vencer al Atlético en la tanda de penaltis después de que la final acabara 0-0 después de 120 minutos de un juego intenso pero aburrido. El lanzamiento de Saúl al palo y el paradón de Courtois a Thomas sentenciaron a los rojiblancos en una tanda en la que, igual que en Milán, volvió a salir cruz para los de Simeone. Y cara para los de Zidane.
Zidane repetía el plan de los cinco centrocampistas que tan bien le salió ante el Valencia. Vamos, es que repetía los once. Tampoco es que el entrenador del Real Madrid tenga, a día de hoy, demasiado donde elegir, pero su alineación ante el Atlético dejaba claras un par de cosas. La primera, que Rodrygo y Vinicius han dejado pasar la oportunidad de ser titulares en este equipo. Y la segunda, que Marcelo ha perdido su puesto de titular. Las lesiones y el notable rendimiento (defensivo) de Mendy han llevado al brasileño directo al banquillo.
Enfrente Simeone también apostaba por el bloque heroico que remontó al Barça pero introducía un retoque: Giménez por Savic en el centro de la defensa. El resto, los mismos que se metieron en la final. Y con las cartas destapadas comenzaba la primera final de una Supercopa que no la disputaban ni el campeón de Liga ni el campeón de Copa.
Salió a presionar el Atlético como tantas veces ante el Real Madrid. Era el clásico acordeón de Simeone: 15 minutos arriba para replegarse después. Respondieron los de Zidane con la personalidad y adueñándose de la pelota. Ubicuo Fede Valverde partía desde la derecha y acababa ocupando campo y medio. Modric, liberado de obligaciones defensivas, campaba a sus anchas como Junqueras en Lledoners.
Domina el Madrid
Sendos disparos de Casemiro y Modric desde fuera del área que atrapó con seguridad Oblak fueron los primeros avisos del Real Madrid antes de alcanzar la decena de minutos de la final. Replegaba el Atlético huérfano de la pelota. Perseguían sombras los de Simeone porque los blancos jugaban con precisión, intensidad y verticalidad.
En el minuto 13 Sergio Ramos quiso ponerle emoción a la final y regaló una pelota dentro del área a Joao Félix. El luso, que no se esperaba tan extemporáneo regalo, no supo qué hacer con la pelota y disparó cruzado y fuera. Luego fue Mendy quien se apuntó a la moda de los errores garrafales, regaló otra pelota estúpida y concluyó con una simulación de penalti, estúpida también, de Morata ante la salida de Courtois. Como una modelo a dieta, no picó Sánchez Martínez.
Había mejorado el Atlético con un fútbol más directo hasta inclinar la final hacia la portería de Courtois. Recuperaba la pelota rápido y buscaban a Morata, hiperventilado como siempre ante el Real Madrid, y a un Joao Félix que estaba como Pablo Iglesias en el Gobierno: fuera de sitio. También rascaban los de Simeone como en sus mejores tiempos porque esa seña de identidad del cholismo nunca se pierde.
El premio de la primera amarilla fue para Felipe, que trancó a Jovic por detrás. Era el minuto 26 y la final tenía ya más tarjetas (una) que ocasiones (cero patatero). Había ritmo pero las áreas eran inexistentes, como el sexo en una peli de Walt Disney. Y ritmo le puso Mendy en una incursión por la izquierda a la media hora. Como suele pasarle al francés, la jugada era prometedora pero no acabó en final feliz.
Una final sin áreas
El Atlético volvía a replegar y a juntarse cerquita de la cueva de Oblak. El Real Madrid no era la tormenta del desierto del día del Valencia, pero había recuperado la pelota y monopolizaba el juego de ataque. El público de Yeda se divertía haciendo la ola. Y Mendy volvía a percutir por la izquierda con otro carrerón que culminó con un disparo defectuoso que atrapó abajo Oblak.
Justo al filo del descanso la tuvo Casemiro a la salida de un córner que ejecutó Kroos con la precisión de un neurocirujano. El cabezazo del brasileño lamió por arriba el larguero de Oblak. Quizá fue la mejor ocasión del primer tiempo, que se acabó con el regusto de que habíamos visto una final sosa y un poco aburrida.
Reanudóse el partido bajo los mismos parámetros que la primera mitad. Un jugadón pleno de potencia de Jovic hizo que el serbio se plantara en el área perseguido por cuatro jugadores del Atlético. Entre Felipe y Giménez se interpusieron y su botín final fue un córner. De nuevo Jovic volvió a aparecer para sentar a los centrales rojiblancos aunque su disparo se marchó cruzado a la izquierda de Oblak.
Otra vez el Real Madrid encerraba al Atlético. Y otra vez aparecía Modric para gobernar el partido. Simeone hizo su primer cambio: Vitolo por Herrera. Zidane respondió. Metió a Rodrygo por un invisible Isco, que había completado una hora discretísima. El derbi seguía 0-0 y el tufillo a prórroga iba extendiéndose por el estadio de Yeda.
Aparece Jovic
Entonces a Zidane se le complicó la final. Sergio Ramos se dobló un tobillo y tuvo que salir del campo. Militao estaba listo para salir, pero el capitán iba al menos a probarse. Volvió al campo. Zidane y el madridismo respiraron aliviados. Mientras el Real Madrid seguía dominando y el Atlético defendiéndose. La tuvo cantada en su cabeza Fede Valverde después de una buena maniobra de Jovic. El uruguayo casi estaba celebrando el gol antes de rematarse contra su propio cuerpo. No se lo podía creer.
Pasaban los minutos y Zidane ponía a calentar a Vinicius como un penúltimo intento por agitar la final, que había alcanzado el minuto 75 con una insoportable sensación de tedio. En el 79 tuvo la suya Morata después de un pase bien filtrado por Trippier. El delantero rojiblanco se plantó delante de Courtois y se sacó un disparo amable y blandito que rechazó el meta belga.
Zizou sorprendió con su segundo cambio: el inédito Mariano por Jovic. A la final le quedaban menos de diez minutos para no acabar en una prórroga que parecía cantada. Simeone metió a Marcos Llorente por Lodi en el 88. La última ocasión de la final fue para Rodrygo, cuyo remate dentro del área lo atrapó Oblak sin apuros. Con esa postrera ocasión la final de la Supercopa se marchó a la prórroga.
Nos vamos a la prórroga
Que comenzó con una ocasión de Vitolo que desbarataron entre Ramos y Courtois. Y siguió con otra de Modric que abortó ese Saúl que juega en todas las posiciones del campo. Simeone metió a Savic por Giménez, que se fue tocado. Y luego a Arias por Joao Félix en un cambio que parecía una cholada en toda regla. El Real Madrid seguía manejando la pelota y la final, pero no incomodaba demasiado al Atlético, a pesar del bullicioso Mariano.
Respondió Zidane con la entrada de Vinicius por un Kroos muy tieso y muy inadvertido. Nada, el caso es que la primera mitad de la prórroga se hizo igual de insufrible que los 90 minutos precedentes. Ya sólo quedaba otro cuarto de hora antes de los penaltis… si nadie lo remediaba.
Y no lo remediaron ni madridistas ni rojiblancos y eso que la final se convirtió en un correcalles. Morata pudo marcar de chilena nada más comenzar el segundo tiempo de la prórroga. También Modric y Mariano tuvieron las suyas pero se toparon con el gigantesco Oblak. Luego Fede Valverde vio una merecidísima roja por una entrada a Morata cuando se plantaba solito ante Courtois después de una cantada infame de Carvajal. Y la final se fue a los penaltis con una mano salvadora de Courtois para sellar el 0-0 después de 120 minutos.
En la tanda de penaltis comenzó tirando Carvajal. Gol. Le siguió Saúl. Al palo. Tiró Rodrygo. Golazo. Luego fue Thomas. Paró Courtois. Paradón. Le tocó a Modric. Gol. Después fue Trippier. Gol. Y la tanda terminó con el héroe de Lisboa, Sergio Ramos, que marcó y dio la Supercopa al Real Madrid.